viernes, 29 de enero de 2010

Viva la sanidad española

Los españoles nos quejamos continuamente de la Sanidad Pública. Aludimos a conceptos como que es muy lenta, que los hospitales y Urgencias son un desastre, y demás impropervios propios de las horas de espera en una sala de hospital. Sin embargo, hoy me he dado cuenta de lo afortunados que somos por contar con una Sanidad Pública gratuita. Viendo el documental de Michael Moore sobre la sanidad titulado 'Sicko', he comprendido que nuestras quejas son infundadas o fruto de nuestra propia afición por criticar todo lo que poseemos.

A lo largo de las dos horas que dura el documental de Moore se describen casos de norteamericanos arruinados o muertos por no haber tenido seguro médico o dinero suficiente para pagar unas pruebas médicas. Moore hace una disección de la sanidad de su país y la compara con otros países donde la sanidad es pública como Canadá, Inglaterra, Francia o incluso Cuba. A veces decimos que nuestra sanidad "es una mierda", sin embargo hay personas en el mundo que no tienen ni siquiera la opción de ir a urgencias sin que eso les cueste una deuda de miles de dólares.



Ese es sólo un fragmento de la película, insto a todo el que pueda a que lo vea completo porque viéndolo te das cuenta de lo afortunados que somos en España y en Europa por contar con la sanidad que tenemos, una en la que nadie nos exige dinero para poder hacernos un TAC o una placa y dónde no abandonamos a los enfermos en la calle porque no tengan dinero para pagarlo.



Alegrémonos pues de lo que tenemos porque podría ser peor...


lunes, 18 de enero de 2010

Con la reciente tragedia de Haití que no hace más que llenar minutos de pantalla en la televisión y páginas de periódicos, nos dio el otro día por recordar otros hechos que conmocionaron nuestras vidas.

Estábamos viendo por televisión cómo una mujer era encontrada bajo los escombros de un edificio en ruinas, lo importante del caso es que la mujer estaba viva. De la impresión y de la misma emoción, se me erizó el pelo, igual que cuando vi aquella foto, la del buitre que miraba ansioso su presa: una pobre niña esquelética a punto de morir. Recuerdo que esa foto ganó un Pulitzer -casi lo más a lo que puede aspirar en premios un periodista-, pero también recuerdo que Kevin Carter (su autor) se suicidó tan sólo 4 meses después de recibir el premio. Carter tuvo que hacer frente a críticas muy duras, nadie sabe lo que pasó después de que tirara la foto, nadie sabe lo que le pasó a la niña, lo que cabe preguntarse es ¿por qué no hizo nada para ayudarla?

Existe otro caso con suerte dispar pero en el que los periodistas y los presentes lucharon por que la situación cambiase. Omayra Sánchez murió tras quedarse atrapada durante 60 horas por la erupción de un volcán en Colombia. Nadie pudo hacer nada por librarla de la muerte segura, pero al menos se intentó. Su caso dio la vuelta al mundo, sus imágenes en directo, sus fotografías, como Frank Fournier quién se llevó el premio World Press Photo a la mejor fotografía del año 1985.

Con las tragedias pasa que muchos periodistas confundimos profesión con humanidad. Nuestra misión es llevar la información a la gente, sí, por muy dura que sea, sí, y soportar y aguantar el dolor propio para que eso no corrompa la noticia, sí. Tragedias como esas, como Haití o Sumatra se repiten constantemente en nuestro planeta, y los periodistas tenemos el deber de mostrarlas al público pero sin olvidar que ante todo somos personas y debemos ayudar a otras personas, que hay quien a veces se le olvida.
Como habitantes de este mundo, todos debemos poner de nuestra parte para que éste sea un poco mejor, más habitable. ¿Para cuándo una noticia amable en los informativos? Me gusta mi profesión aunque a veces me avergüenzo de algunos compañeros. Está claro que nunca llueve al gusto de todos y que de todo hay en la viña del Señor, así que el cambio pasa por cada uno de nosotros mismos. El terremoto de Haití volverá a pasar cuando menos lo esperemos, pero en otro lugar del planeta, así que sólo queda llorar a las víctimas y seguir hacia delante.

domingo, 10 de enero de 2010

Ya están aquí


Otro año más vuelve uno de los acontecimientos más esperados del año para los cinéfilos y ciñéfilos. La Academia de Cine de nuestro país ha anunciado por fin las nominaciones a los premios anteriormente conocidos como 'Premios Goya'.


La cinta carcelera de Daniel Monzón 'Celda 211' ha recibido el mayor número de nominaciones, 16, seguida muy de cerca por las 13 de 'Ágora' de Alejandro Amenábar. Es curioso el poder que tiene la taquilla a la hora de las nominaciones, y es que estas dos películas han gozado del beneplácito del público y de la crítica desde el momento de su estreno. Junto a ellas, se cuelan en la competición por ser la Mejor Película y el Mejor Director el regreso de Fernando Trueba con 'El baile de la Victoria' y una argentina, de esos directores que siempre gustan y cuya película habrá dejado huella sin duda a todo el que la haya visto, 'El secreto de sus ojos' de Campanella, que además de a estos dos galardones compite por siete más entre los que destaca la interpretación masculina de Ricardo Darín, sin duda mi apuesta para este año por encima de Antonio de la Torre ('Gordos'), Luis Tosar ('Celda 211') y Jordi Mollá ('El cónsul de Sodoma').

En el apartado femenino -y que me perdonen los expertos- yo voto por la silenciosa pero siempre acertada Lola Dueñas por su interpretación en 'Yo, también'. Compite con 3 monstruos de la pantalla, dos españolas que suben como la espuma - Maribel Verdú ('Tetro') y Penélope Cruz ('Los abrazos rotos')- y la bellísima Rachel Weisz ('Ágora'), pero no por eso vale menos o se lo merece menos. Lola Dueñas siempre ha estado ahí, como Maribel Verdú quien por fin vio recompensada su trayectoria hace dos años con 'Siete mesas de billar francés', pero lo tiene muy reciente y por eso no es una candidata fuerte; lo mismo le pasa a 'Pe' que aun tiene que tener las manos cansadas de sujetar su Goya por 'Vicki Cristina Barcelona' antesala de su primer Óscar. En estos casos lo fácil es darle el Goya a la actriz nueva, a la que se va a pegar miles de kilómetros para estar en la gala (veáse el ejemplo del año pasado con Benicio del Toro cuando se lo merecía más Javier Cámara), así que lo más probable es que este año el Goya sea para Rachel Weisz. No digo que no se lo merezca, no he tenido el gusto (por desgracia) de ver 'Ágora' aún, pero a esta humilde ciñéfila le gusta apostar por lo difícil y sincero, por las pequeñas películas que hacen las delicias de los que las ven.

Dos apuntes en los actores y actrices revelación y de reparto. El argentino de ojos azules Ricardo Darín opta además al goya de reparto por su papel en 'El baile de la victoria', asi que si uno no cae siempre tendrá el consuelo del otro, y su compañera en 'El secreto de sus ojos' Soledad Villamil opta a la nominación por actriz revelación ¿? que digo yo que si aquí la Academia no la conoce de películas anteriores de Campanella, apaga y vámonos, porque de revelación poco, ella hace mucho que dio el salto. Sería un acierto también que el Goya a revelación masculina se lo llevara Pablo Pineda, eso demostraría que el mundo del cine tampoco tiene barreras y se reafirmaría con el Goya a 'El Langui' el año pasado.


Un par de datos más. Por un lado, la nominación a mejor banda sonora para 'El secreto de sus ojos' sin duda un gran acierto este año y una gran película que recibe su justo reconocimiento, y por otro las escasas 5 nominaciones de 'Los abrazos rotos' de Pedro Almodóvar recordado sólo para guión original, música, actriz principal (Pe), vestuario y maquillaje, pocas nominaciones para un profeta en la industria americana. Al menos Almodóvar podrá consolarse abrazando al tío Oscar en marzo, que lo tiene más fácil que en España.

La gala de los Goya, que este año cumple ya 24 añitos, tendrá lugar en febrero. Hasta entonces hagan sus apuestas y ¡a disfrutar! Como decía Antonio Muñoz de Mesa en su programa sobre cine en Canal Plus: ¡Nos vemos en el cine!

viernes, 8 de enero de 2010

Hace frío...


Hace tanto frío y mi mente se congela, igual que mis manos mientras tecleo unas cuántas frases en el ordenador. Nada es comparable a lo que vivimos en estos días y nada nos consuela de esa sensación de frío polar. Me sumergo entre las mantas buscando el calor reconfortante que tanto anhelo, pero el frío se cuela por cada rincón y no me deja descansar.


Hace frío y mi mente no razona. Se aventuran situaciones malas, momentos que no podemos evitar y en los que deberemos ser fuertes para no caer en la tristeza. Nada puede hacerse ya pero hay que mantener el tipo.


Hace frío y ya no puedo pensar.
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