lunes, 16 de diciembre de 2013

El fin de las otras formas


Decepcionada y desencantada, dos palabras que rondan mi cabeza desde hace varios meses. Cada vez con más ahínco. Transparencia y democracia son dos palabras que en el último año ha causado más urticaria que cualquier crema de mala calidad. 

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y esta viñeta de "El roto" de el periódico 'El País' lo resume todo. Nunca intentes cambiar el "desorden" establecido porque en ese caso irán a por ti, te llamarán "Señor" y amenazarán con mandarte a los juzgados, en el peor de los casos ¡¡a la cárcel!! por exigir transparencia, por demandar más democracia, por solicitar una mejor gestión del dinero público. ¡Qué ilusos somos! transparencia, democracia, ¿acaso eso existe realmente? Durante mucho tiempo creí que cambiar la sociedad era posible, que mejorar el sistema político era necesario y asumible, pero el tiempo y las puñaladas por la espalda te enseñan que eso son dos conceptos tan ideológicamente utópicos que nunca jamás se van lograr. La mierda siempre será tapada por el que gobierna, ordena y manda, y por sus ayudantes. La vergüenza se esconderá debajo de la alfombra o en el rincón más oscuro de la habitación, donde nada ni nadie pueda verla. 

Esto es lo que tenemos y esto es contra lo que no tengo armas para luchar. 

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