miércoles, 25 de noviembre de 2009

Camino de los 30...




Soy un año más vieja, eso dice mi carnet de identidad. Sin embargo este año es distinto. Ya no me preocupa hacerme mayor, no tengo miedo a los 30 - a los que me aproximo peligrosamente-, ni me deprimo al pensar en el día de mi cumpleaños. Todas estas neuras se esfumaron hace ya un año.

Soy un año más vieja y mi cuerpo este año no me ha dado tregua para celebrar nada. Con gripe y en la cama escribo estas líneas, con una mascarilla al cuello - mi médico no supo determinar si tenía gripe A "no te la quites por si acaso", fueron sus palabras-, tengo la sensación de no haber podido disfrutar del día de mi cumpleaños. Es curioso, hace unos años empecé a "odiar" ese día, porque eso sólo me hacía recordar lo mayor que era respecto a mis amigos de facultad, pero ellos me han enseñado con su cariño y su apoyo que en el fondo somos todos unos niños.

Recuerdo que era de noche. Recuerdo que sin esperar ningún aviso, cogí mi abrigo y tomé rumbo al Parlamento. Recuerdo que pensé que sólo seríamos tres. Una llamada me alertó de que regresase al piso, y mientras volvía iba dándole vueltas a esa conversación. Recuerdo que me los imaginé a todos allí, esperándome, pero también recuerdo que deseché esa idea mientras cruzaba por un paso de cebra. "Es tarde para que estén allí", eso pensé. Recuerdo que cuando abrí la puerta y vi el salón inmerso en la oscuridad, dije algo así como "venga salid ya", y de repente se entonó un Cumpleaños feliz, eufórico, ilusionante, y con mucho confeti. Un cumpleaños sorpresa donde todos hicieron el esfuerzo de reunirse a una hora imprudente para ser lunes, sólo para estar conmigo en ese día que sabían que no me agradaba, mucho más por tener que pasarlo sola. Eso sucedió hace un año ya y será difícil de superar y repetir, aunque parafraseando a un amigo que me parafraseó a mí.... "lo bueno nunca acaba si siempre hay algo que te lo recuerda".

Soy un año más vieja, es cierto, pero sigo siendo esa niña que apenas pega ojo la víspera de Reyes, y que se ríe con Hannah Montana y Los magos de Waverly Place - lo sé, pero la culpa de esto la tiene otra persona-. Haber conocido a mis amigos, cuatro años más jóvenes que yo me ha servido para madurar pero sin olvidar mi parte más juvenil. Por eso me gusta Crepúsculo, y ver las series de Disney Channel, por eso me encanta irme a un parque a darle patadas a un balón - aunque no tenga oportunidad de hacerlo todas las veces que quisiera- y por eso me gusta reunirme con ellos para charlar, reirnos de tonterías y hacer una batalla de sexos en el Trivial.

Tengo 27 años, sí. Tengo algunas canas, gajes de la edad y las preocupaciones, tengo gripe y mascarilla propia, pero también tengo un espíritu joven que sale de vez en cuando a dar una vuelta, y sólo cuando me olvido de mi parte adulta hago las mismas tonterías que una loka, sólo cuando estoy entre amigos y en confianza.

Mi cumpleaños lo he pasado en cama y estudiando para un examen que se resiste a dejarme marchar, pero sigo teniendo presente mis veintiseis años, porque ésa será una fecha dificil de borrar. Los amigos de verdad están para lo bueno pero también para lo malo. Mi cumpleaños dejó de ser algo malo gracias al apoyo de todos mis amigos, esos que siempre están ahí evitando que tropiece y que si lo hago, corren a ayudarme a levantarme.

¿Algo qué hace que mi vida valga la pena? Ellos, mis amigos. Los que siguen ahí al otro lado, los que esperan con ilusión el día que vuelva a Sevilla. Los que sólo necesitan una mirada para saber que algo me pasa, y saben que un simple abrazo puede calmar toda mi ansiedad.

Soy un año más vieja, ¿y qué?

jueves, 19 de noviembre de 2009

Una de vampiros, una haima y un encuentro deseado



Había pasado 25 horas en aquella ciudad y ahora volvía de nuevo a alejarse de ella. Atrás quedaban los recuerdos vividos en esas pocas pero intensas horas, y en su piel aún sentía el calor de un abrazo cariñoso síntoma del final de una entrañable velada; los gritos desmesurados de una sala llena de adolescentes y la música mora de una noche de tés y humos. Dejó que su mente vagara por los estantes que almacenaban los recuerdos como un bien preciado, mientras el mundo avanzaba con la rapidez de un tren de alta velocidad.

El día comenzó como uno de tantos, acudió a su trabajo como cada mañana pero con la salvedad de que al acabar la jornada cogería un tren con destino: El Paraíso. Había planeado esas 25 horas al milímetro, nada se le escaparía en un día tan especial, o eso pensaba ella, pues al final cuando regresaba de vuelta sólo una cosa se había resistido a funcionar. La parte académica de su excursión a su edén había fallado. Aún así se marchaba sabiendo que su viaje no había sido en balde. Y cumpliendo con la tradición establecida el año anterior, el crepúsculo dio paso por fin a la luna nueva, disfrutando de una noche iluminada por los flashes de una cámara que era más suya que de su propia dueña. Los gritos desenfrenados eran el preludio de las risas de las 4 jóvenes embriagadas por el ambiente y el amor destructivo de una pareja deseada por muchos.

La noche acabó alargándose más de la cuenta. Una luz roja ambientaba la improvisada haima que habría de acogerla hasta altas horas de la madrugada. La noche siguió entre tés y conversaciones de esas que duran hasta que el sueño vence, como antaño. Se acostó y soñó con el mañana, con la esperanza del triunfo y las ganas de seguir...

La vio sentada en las escaleras mientras cruzaba la calle en dirección a ella. Un par de sonrisas y un abrazo necesitado, dos amigas que se reencontraban tras varios meses de separación. Aunque el maldito tiempo lo intentase nada podía quebrar esa joven pero fortalecida amistad que nació con subtítulos en inglés. Se tenían para lo bueno pero también para lo malo, por eso la distancia no había podido separarlas. Ahora volvían a estar juntas y en su interior un sentimiento de alegría embargaba su alma. Volvían a estar juntas, como antes, charlando como si sólo esperasen el cambio de clase, como si el tiempo no hubiese pasado para ellas. Las risas, las bromas, las confidencias y las sorpresas agradables, regalos adelantados de un cumpleaños cercano, llenaron las escasas horas que pasaron juntas. Un confortable abrazo fue su despedida, una señal de que todo seguía igual que ayer.

Fuera se hacía de noche, el sol se ocultaba ya en el horizonte y marcaba el final de un viaje plagado de sopresas y de encuentros que de seguro no tardarían en repetirse.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Una moda bastante atrayente

En estos días ha vuelto a salir en la tele aquella noticia que ya nos sorprendió hace algunos meses. El Flashmob cobra cada día más fuerza, aunque en España aún no nos animamos a copiar este genuino movimiento que sólo buscar sorprender y divertir a los presentes y a los que lo hacen.

En este caso es el Flashmob Dance, que consiste en quedar a través de internet o móvil en un determinado lugar a una hora concreta y ponerse a bailar en una sola toma y ¡con energía! L verdad es que este movimiento ha pasado por varios países del mundo con enorme éxito. Londres, Bélgica, Nueva York, todos quieren formar parte de este movimiento.
En España falta iniciativa y sensación de ridículo para hacer lo mismo y sorprender en nuestras calles al mundo. ¿Nos animamos a hacerlo? Viendo esto, ¿quién no tiene ganas de ponerse a bailar?





El magnicidio no es la solución

¿Qué pasaría si mañana nos despertásemos con la noticia de que han asesinado al presidente de EEUU? Bueno, no al actual claro, no a Obama, sino a su antecesor, George W. Bush... Sobre eso trata la película 'Muerte de un presidente'. Rodada como si fuera un documental, recoge testimonios que parecen reales pero no lo son, del antes y el después del asesinato de Bush y del proceso de investigación.

Aquí hay que pararse a reflexionar un poco porque ¿quién no le tiene ganas a Bush? Es cierto que durante sus ocho años de gobierno al frente del país más poderoso del mundo le ha surgido muchos, muchísimos enemigos, pero ¿quienes somos nosotros para determinar cuándo debe morir una persona? Somos muchos los que nos reímos cuando vimos a aquel periodista iraquí tirándole sus zapatros a "nuestro amigo George", y hasta pensamos que debía haberse entrenado un poco más, porque si decides cometer un zapatocidio al menos entrena antes de hacerlo y atina en la puntería, porque era una ocasión de oro para al menos hacerle pupita.

Pero bromas a parte, la película plantea el asesinato y todo lo que eso conlleva, inmediatamente el asesino tiene que ser islamista, y cargan contra el primer "moro" que ven en las cintas de seguridad. La cinta es ficción, está claro, Bush sigue vivito y coleando, pero no deja de ser una propuesta interesante, saber qué pasaría si lo hubieran asesinado mientras aún era presidente de Estados Unidos.

Como he dicho, nadie tiene el derecho a matar a nadie, y de aquí saco la reflexión de la película de Campanella 'El secreto de sus ojos', donde la mejor condena para un asesino no es la pena de muerte sino la cadena perpetúa, la privación de libertad. Por mucho que el señor Bush no sea de mi agrado, no por eso le deseo la muerte, si tiene que ser juzgado por los crímenes ocasionados por generar la maldita Guerra de Irak, que sea para que sufra no para que se libre del castigo con la muerte. Por eso mismo tampoco me pareció justo que colgasen a Sadam Hussein; él debía pagar su culpa con su libertad, encerrado de por vida y no librándose con la muerte -que al fin y al cabo se convierte en una liberación- y no dejar cientos de juicios pendientes.

Por cierto, según la nueva peli que se estrena hoy '2012', el mundo se acabará el 21 de diciembre de ese año... no os molesteis en comprar Lotería de Navidad ese año porque no nos dará tiempo a conocer cuál es el Gordo de Navidad.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Sin palabras... (pero con banda sonora)




Como cada día, se setía pequeña e inexperta comparada con los demás, aunque ganas no le faltaban para mejorar, eso nunca debía olvidarlo, por eso cada mañana se levantaba con la idea de que ése sería un gran día.

Cuando salío por la puerta sólo sentía palabras de agradecimiento para todos los que en ese tiempo la habían animado a ser mejor en su trabajo y como persona. Estaba consiguiendo mejorar gracias al apoyo de sus compañeros, personas que ella consideraba como una fuente de inspiración y de sabiduría. Las palabras bonitas la animaban a seguir, aunque sabía que no todo se basaba en eso. No buscaba fama, sólo hacer bien su trabajo y no desprenderse nunca de esa ilusión que sintió por primera vez cuando comenzó su andadura por este largo y tortuoso camino.

Tenía todo el tiempo del mundo para mejorar y aceptaba de buen grado todos los consejos y críticas que pudieran hacerle, sólo así podía convertirse en la persona que esperaba ser. Por eso en ese día quería darle las gracias a Ellos, porque sabía que sin sus insistencias, ella no habría logrado estar ahí.

- ¡Gracias!

sábado, 7 de noviembre de 2009

lo que hace que la vida valga la pena

En días como hoy donde la melancolía se hace presa de mi alma, no está de más hacer una de esas listas en las que catalogamos todo aquello que nos hace feliz. He disfrutado de más de una hora de una película de Campanella -protagonizada por Ricardo Darín, claro- y la sensación de pérdida sigue ahí. No es fácil decir que no, rechazar algo que llevas esperando mucho tiempo, pero a veces no hay más remedio que hacerlo... Ya será en otra ocasión ¿no?

Hace un par de años escribí en una de esas páginas de hotmail, una lista con aquellas cosas que hacían que mi vida valiese la pena. Algunas eran absurdas, otras sentimentales y otras previsibles. De esa larga lista, escribo ahora unas pocas, y otras que son nuevas, comprensibles por el paso del tiempo. Y para ti, ¿qué cosas hacen que tu vida valga la pena? Las mías son estas:

- Mi familia
- Los amigos que nunca se olvidan
- Las canciones de Marlango -tan inspiradoras como siempre- y las películas de Leonor
- La sensación de volver a casa con el trabajo bien hecho
- La tecnología, que me hace tener cerca a los que tengo lejos
- Los años de universidad, ahora ya finalizados
- El Amor, cuando se tiene
- Saber que la distancia no es un problema y que siempre se puede contar con quien más lo necesitas.
- El tiempo, que pone siempre las cosas en su lugar
- El Real Madrid y el Xerez Deportivo, mis dos pasiones futbolísticas reencontradas, donde añado, haber vivido lo justo para ver a España ganar una Eurocopa y el Xerez en Primera División
- La Noci haciendo un Hora Jerez
- Hacer felices a las personas que quiero
- Lo compartido en Londres y Praga, recuerdos imborrables en mi vida

y por supuesto

- Los de la Fila de Delante



martes, 3 de noviembre de 2009

No al cierre de webs