viernes, 24 de octubre de 2014

El machismo en el deporte se deja ver en el tenis


Estos meses me han servido para corroborar el machismo existente en el mundo de deporte. No conforme con que los deportes femeninos se encuentren en desventaja frente a los hombres, ahora también es cuestionable que una mujer entrene a un equipo masculino de alguna disciplina deportiva. Aunque claro está, en el caso contrario, no hay queja alguna. 

Todo esto viene por el desmesurado machismo recalcitrante que exhuma el mundo del tenis en las últimas semanas. Desde que la Federación de Tenis anunciará que Gala León sería la nueva entrenadora del equipo de Copa Davis, todo han sido quejas por parte de los tenistas; unas quejas con tufillo machista. El primero en alzar la voz fue Toni Nadal, entrenador y tío de Rafa Nadal, quién dijo que no comprendía esta decisión, a la vez que explicaba que qué iba a pasar cuando Gala León tuviera que entrar en el vestuario de los tenistas. No hace falta decir más. Sin embargo la polémica no quedó ahí, y días después fue el propio Rafa Nadal quien confirmó las palabras de su tío, y añadió que Gaa León "no estaba preparada" para entrenar al equipo masculino de Copa Davis. 

A pesar de estas críticas machistas (porque sí, son palabras que rezuman machismo por los cuatro costados), la mujer del dilema en cuestión, Gala León, ha sabido llevarlas con bastante tranquilidad. Ella no considera su sexo como una condición que limite su capacidad para entrenar al equipo de Copa Davis, ni nadie en su sano juicio. Los únicos que parecen tener problemas con eso son los mismos que abandonaron al equipo a su suerte cuando descendió de categoría. 

Como aficionada al tenis, tanto masculino como femenino, esta polémica me resulta detestable. El hecho de que una mujer entrene a los hombres no debería ser un problema, al igual que no lo supone el que muchos hombres sean los entrenadores de muchos y variados equipos deportivos femeninos. En esos casos, y ya que el vestuario parecía ser la punta del iceberg, se entendía que simplemente había que llamar antes de entrar en el vestuario. Una polémica que se solucionaba simplemente llamando a la puerta. Ver para creer. 


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