lunes, 12 de julio de 2010

De Suráfrica al Cielo del Mundo

No sé ni por dónde empezar.
Hemos vivido tanto, sufrido tanto, esperado tanto, que ahora ni siquiera sé cómo empezar esta crónica. En la tele habla el Rey, acaba de recibir a la Selección Española... Ya sé, debo empezar por el final: ¡¡SOMOS CAMPEONES DEL MUNDO!!

Amigo mío, esto es con lo que tanto soñábamos hace dos años cuando celebrábamos la Eurocopa, ha sucedido por fin ... No es ningún sueño, es una realidad... Por fin el mundo del fútbol tiene un justo vencedor, un equipo que mima el balón, que lo toca, que lo juega, que hace disfrutar a todo el que lo ve. Venció el balonpié frente al rugby, porque a eso parecía que jugaba Holanda... Así, señores flamencos, NO se gana un Mundial. Por eso el fútbol quiso hacer justicia y el Jabulani decidió darnos la gloria a nosotros, a los españoles.

Nunca olvidaré esas imágenes, grabadas a fuego ya en mi retina. El Santo llorando de alegría y cinco minutos después subiendo a los cielos de África para levantar el preciado tesoro, Ramos volando para imitar a Puyol... pero falló... A Iniesta, el pequeño gladiador, aguantando las patadas de Vam Bommel - ni se te ocurra volver por tierras ibéricas-, y reventando más tarde el balón, en el minuto 117 para hacernos los aficionados más felices del mundo. Te lo mereces Andrés.

Hace dos años el país vibraba porque al fin la máxima categoría del fútbol español vivía una final y una dulce recompensa: éramos campeones de Europa, y lo seguiremos siendo hasta revalidar título... Ayer, dos años y 12 días después, España volvió a echarse a la calle para celebrar lo máximo que se puede conseguir en este deporte: ser CAMPEONES DEL MUNDO... Que sí, que sí, que lo somos, aunque cueste asimilarlo... Nos hemos ganado a pulso y con honor tener nuestra estrellita dorada encima del escudo español, nos merecíamos este triunfo, nuestros jugones se merecían este homenaje. ¡¡Bravo Campeones!!

"Elige con quién veras este partido, porque va a ser único", rezaba una publicidad de cervezas. Yo lo hice, como no, junto a mi familia, junto a mi padre, a quien le agradezco que me aficionara a este bendito deporte y a un centenar de juegos más. Gracias, porque todo esto es irrepetible.

A partir de hoy, recordaremos con quién vivimos el día de ayer, 11 de julio de 2010, y nunca lo olvidaremos, porque fue mágico. El tardío pero bendito gol de Andresito Iniesta nos hizo saltar como un resorte de nuestros asientos, ya éramos campeones, sólo teníamos que aguantar 3 minutos más, ellos la posesión de balón y nosotros los nervios... El Santo, antes de ese maravilloso gol que no nos cansaremos de ver nunca, nos salvó de la derrota, ¿quién dijo que su pareja lo desconcentraba? Aquellos era envidia y ya ha quedado en el pasado, porque San Iker nunca abandonó su toque, y ayer lo demostró frente a Robben... Y después de sus paradas y de que nuestros corazones volvieran a latir, llegó el gol de Iniesta y se desató la locura...

Y con el pitido final nos echamos a la calle. En Jerez, invadimos nuestra famosa Plaza del Caballo y cantamos el "yo soy español, español, español", entre otros himnos, porque la Selección ganó el Mundial en Sudáfrica, pero esta copa es de todos los que vivimos el
fútbol, que amamos este deporte, que lo disfrutamos como si jugáramos nosotros... Sí, sí, sí, la Copa ya está aquí.

...Durante 4 años seremos Campeones del Mundo... Y el nombre de España estará en lo más alto del mundo durante todo ese tiempo...

... Amigo mío, creíste en mis palabras, en el PODEMOS, igual que en la Eurocopa y ahora vemos recompensado ese sufrimiento y esa fe absoluta, incluso cuando muchos dudaban de ello después de la derrota contra Suiza... Se podía y se pudo...

... ¡¡SOMOS CAMPEONES DEL MUNDO!!!...



3 comentarios:

Fernando dijo...

¡Estaba deseando leer tu crónica de la final! Yo tampoco sé ya qué decir que no se haya dicho ya. Creo que todavía no hemos terminado de asimilar lo que hemos conseguido, de hacernos una idea de la dificultad que entraña ser campeón del mundo en fútbol. Hasta la final (con su repertorio de patadas y agresiones naranjas) lo habíamos visto todo tan relativamente fácil, nos habían dicho tantas veces y desde hace tantos meses que íbamos a ser campeones del mundo de fútbol que ya parece que lo de ayer era inevitable, era la consecuencia lógica de una operación matemática: buen juego más extraordinarios jugadores igual a Copa del Mundo. Pero no, el fútbol no es una ciencia exacta ni mucho menos, de ahí su grandeza. Ahora lo vemos muy sencillo, pero nos hemos llevado toda la vida esperando un momento así, paladeando sinsabor tras sinsabor, convencidos en ocasiones de que nunca lo lograríamos, de que ese trofeo dorado estaba reservado para Brasil, Alemania, Italia, Argentina, Francia..., pero nunca para nosotros. De ahí que ahora veamos la foto de Casillas con la copa en la mano en todas las portadas de los periódicos y la tengamos que mirar dos veces para convencernos de que no nos hemos equivocado y no estamos ante un fotomontaje.
El triunfo, como decía ayer Paco González, no nos quita la hipoteca ni nos devuelve el trabajo que hayamos podido perder, pero nos da unos minutos de euforia, de alegría extrema que pocas veces podremos sentir en la vida tan concentrada y con tanta intensidad. Precisamente por eso, por el esfuerzo que nos ha llevado conseguir eso, ahora, después del Mundial, nos queda (al menos a mí me queda) una sensación triste de vacío que tendremos que ir llenando con nuestros clubes en los próximos meses, una sensación de orfandad de fútbol, de esa emoción que dan los partidos de un Mundial, sobre todo los de España, que estamos deseando volver a ver.
En fin, acabo ya mostrando mi alegría porque haya ganado la selección especialmente por aficionados como tú, que vivís como pocos los colores de la Roja desde mucho antes de que se la llamara así, que nunca habéis abandonado la fe en nuestras posibilidades ni habéis dejado que los demás renegaran de ella, que habéis abanderado la ilusión por España. Por eso te merecías con creces celebrar un gol como el de Iniesta ayer. Ojalá otro año puedas vivirlo en otra posición, no sé, por ejemplo como periodista enviada especial a una Copa del Mundo. No estaría mal, ¿no?
¡Espero que no tardemos tantos años en volver a ver a España levantar ese trofeo dorado! (¡y perdón por este comentario tan largo!)

María José Romero dijo...

Tú, amigo mío, puedes escribir todo lo que quieras en este blog, estás permitido y obligado a hacerlo... Este momento es el que llevamos soñando desde que nos aficionamos al fútbol y descubrimos que una vez cada cuatro años, los jugadores más destacados de los equipos de nuestra liga, se juntan para jugar juntos un campeonato, formando la Selección Española... Ahí empezamos a aficionarnos, y desde entonces llevamos más de 20 años esperando un momento como ese... Ver al Santo levantando la Copa del Mundo no tiene precio y creo q no me equivoco si digo que cubrir un acontecimiento así no es sólo un sueño mío...

¡¡Viva el fútbol!! porque es capaz de hacernos olvidar momentáneamente nuestros problemas... No tendremos trabajo, pero por unos días somos felices, olvidamos nuestros problemas y nos convertimos en Campeones del Mundo (no me canso de repetirlo, igual que no me canso de ver el gol de Iniesta)...

Ahora nos toca saborearlo y desear que en junio de 2011 pueda celebrar un nuevo titulo: El re-ascenso del Xerez a primera...

José Manuel dijo...

La noche de aquel domingo no fue una cualquiera. Fue la NOCHE. Un corazón desbocado (el mío, el tuyo, el de todos),un remate (el de Iniesta)que sale del corazón de todos, del alma de todos. Vimos el balón estrellarse a la red y se nos echó encima el éxtasis. ¿Existe algo más bello que un gol de nuestro equipo? Desde ese momento nacimos de nuevo: somos OTROS.
A mí las tripas me traen a Vivaldi y cierro los ojos y creo que soy Iniesta y que Iniesta es algo más que el capitán Trueno, mucho más que todos los héroes juntos. De pronto el invisible se hizo carne y nos trajo un trozo de Olimpo. Un trozo que nos gusta. Nuestro. Quiero seguir dormido y no cerrar los ojos, porque este sueño tiene que ser interminable.

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