martes, 7 de septiembre de 2010

Las carencias humanas


Hubo un momento en otro tiempo en que no se juzgaba a las personas por su religión. Hubo un momento en otro tiempo en que ser tal o cual no era motivo de discriminación, ni blanco de las iras humanas. Pero de eso hace ya 10 años.

El 11-S cambió la historia del mundo, cambió la forma de ver a las personas. Desde ese momento se empezó a mirar de otro modo a aquellos que no comulgaban con las mismas creencias religiosas. El artículo 16 de nuestra Constitución Española garantiza la libertad religiosa, ideológica y de culto. Sin embargo, hoy día juzgamos a las personas ya no tanto por su color de piel sino por su religión.


Mi nombre es Khan, es una de esas películas que te hacen meditar sobre la generalización de los "enemigos del mundo". No todo los musulmanes son terroristas al igual que no todos los españoles somos etarras. Sin embargo, el 11-S provocó que todos mirasen (y juzgasen) de forma equivocada a Khan, un hombre de religión musulmana y con síndrome de Asperger. Khan inicia entonces un largo camino sólo para gritarle al mundo que él "no es un terrorista". Un relato conmovedor que muestra las carencias del ser humano.

Qué injustos somos a veces al catalogar a alguien diferente a nosotros en algo de lo que no sabemos a ciencia cierta. Pero, por desgracia en esta vida, eso está a la orden del día.

Ahora los estadounidenses se niegan a que se construya una mezquita cerca de la Zona Cero. Para ellos eso es una invitación a la violencia, y seguramente se piensen que los musulmanes lo hacen para recordarles "su victoria" de aquel fatídico día.

La libertad religiosa es teóricamente un derecho constitucional. Lástima que no sepamos respetarla.


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