lunes, 26 de octubre de 2009

Los ojos hablan

Hay películas que simplemente no se pueden describir, por mucho que una intente buscarle una calificación, que intente hacer una crítica justa, a veces las palabras sobran, porque lo único que le viene a una a la mente es "genial". Pienso otros adjetivos y me quedo en blanco, como anoche. Campanella vuelve a hacer lo que sabe, sumergirnos en el mundo de sus personajes, de sus pasiones, en esta ocasión: de sus ojos...

'El secreto de sus ojos' reúne una vez más a dos actores argentinos de altura: Ricardo Darín (que ya de por sí es clave del éxito de muchas cintas) y Soledad Villamil. Ambos ya compartieron protagonismo y relación en la ficción en la película más que recomendable 'El mismo amor, la misma lluvia' (segunda parte de la "trilogía" de Campanella que comenzó con 'El hijo de la novia').

La nueva película de Juan José Campanella no defrauda; el humor y la ironía argentina están presente en cada escena de la película, para que el espectador lleve de manera más liviana la trágica historia que se cuenta en la cinta. El secreto de esta película está en sus ojos, en los de todos sus personajes y en los profundamente azules de Darín.

Pero a esta idílica noche, hay que ponerle un 'pero': La banda sonora. Es triste que una película de este calibre se vea tan perjudicada por una musiquilla molesta que suena a cada rato, con diferentes sonidos y timbres. Y no, no estoy hablando de la música que acompaña a la película porque esa sí merece la pena escucharse. Me refiero a los tonos, politonos y melodías varias de esos móviles que la gente no ha aprendido aun a desconectar. A pesar de los dos o tres anuncios que piden al espectador que apague sus teléfonos móviles para que todos puedan disfrutar de la película por igual, la gente no asimila ese dato. Anoche, sonaron en la sala más de 6 móviles; alguno se me escaparía porque yo cuando veo una película que me gusta me concentro en ella, pero aún así esa molesta musiquilla hace que una abandone esa sensación de embaucación para volver a la realidad. Si el viernes todos aplaudían el premio Principe de Asturias al padre del móvil, ayer me acordé de él y de su inventito.

No entiendo esa triste manía de ir al cine y no quitarle (al menos) el sonido al teléfono móvil. Hay que mantener ese respeto por el prójimo y entender que eso es molesto, ruidoso y destestable, y lo peor es contestar estando dentro. Si la llamada es urgente, nadie dirá nada porque uno se salga fuera a responder, sino, ¿para qué están los mensajes de texto?

En fin, fue el único pero de una noche estupenda, en la que todos los presentes pudimos disfrutar de una gran película, el regreso del tamdem Campanella-Darín. ¡No se la pierda!


No hay comentarios:

No al cierre de webs