¿Quién no querría volver?

El sol brilla con fuerza. Dentro hace frío y fuera una calor que echaría para atrás hasta al más fuerte. Eso es aquí, en el sur. Pero, ¿qué pasa más en el norte, No mucho más allá, pasando el Mar Cantábrico, en esas islas que son de Europa pero que van por libre casi?...

Allí, que el sol brille es todo un acontecimiento, y si se dan dos días seguidos de buen tiempo..., muchos de sus ciudadanos aprovechan esos ratos para "echarse al campo", disfrutar del aire libre y pasear por parques emblemáticos como Hyde Park.

Londres (esa es la ciudad de la que escribo) provoca sentimientos contrapuestos: o te fascina o te horribiliza. Los ingleses no son simpáticos, eso lo sabe mucha gente, pero aun así la ciudad no deja indiferente a nadie. Cuna del anglicanismo y del parlamentarismo, en sus calles quedan vestigios de épocas pasadas, pero también hay síntomas de la modernidad, del cambio que embulle a su ciudad año tras año.

Fueron las mejores tres semanas de mi vida (fuera de España), 19 días en los que paseé y me enamoré de la ciudad más impresionante del mundo. Añoro sus calles, su ambiente multirracial, ¡su frío!, y todo lo que no pude descubrir en esos días, lo que se quedó en mi tintero a la espera de un bis.

Nada malo puedo decir de esa ciudad porque estoy cautivada por ella, tanto que envidio a los que ahora están allí, caminando por las mismas calles que hace dos años yo recorría. Justamente dos años, ese es el tiempo que ha pasado desde que estuve allí. Hoy, llevaría ya casi una semana en Londres, y esa misma noche nos iríamos de fiesta al Zoo Bar, a bailar y beber y disfrutar de la vida nocturna londinense. Dos años hace que visité aquel país que a tantas personas acaba decepcionando, a mí por suerte no me pasó. Y de ese viaje me quedaron uno de esos recuerdos imborrables que nunca me abandonarán; eso y un par de cosas más.

A los que están ahora allí: disfrutad al máximo porque cuando menos te lo esperes ya será el día de volverse. A los que soñamos con regresar: pronto llegará nuestro momento, no desespereis, porque quien ha probado el sabor de Londres, quien se ha sumergido en sus barrios, paseado por el mercado de Camdem y comido una empanada argentina, quien ha visto -en exclusiva- a la araña gigante, el water de Duchamp y la esfingie gigante, quien ha disfrutado de una capoera en la plaza de Trafalgar y perseguido a un cisne por Hyde park, quien ha visitado religiosamente todos los días el Eros de Piccadilly Circus, ¿cómo no puede desear poder volver?

London is my town... See you!!