viernes, 13 de noviembre de 2009

El magnicidio no es la solución

¿Qué pasaría si mañana nos despertásemos con la noticia de que han asesinado al presidente de EEUU? Bueno, no al actual claro, no a Obama, sino a su antecesor, George W. Bush... Sobre eso trata la película 'Muerte de un presidente'. Rodada como si fuera un documental, recoge testimonios que parecen reales pero no lo son, del antes y el después del asesinato de Bush y del proceso de investigación.

Aquí hay que pararse a reflexionar un poco porque ¿quién no le tiene ganas a Bush? Es cierto que durante sus ocho años de gobierno al frente del país más poderoso del mundo le ha surgido muchos, muchísimos enemigos, pero ¿quienes somos nosotros para determinar cuándo debe morir una persona? Somos muchos los que nos reímos cuando vimos a aquel periodista iraquí tirándole sus zapatros a "nuestro amigo George", y hasta pensamos que debía haberse entrenado un poco más, porque si decides cometer un zapatocidio al menos entrena antes de hacerlo y atina en la puntería, porque era una ocasión de oro para al menos hacerle pupita.

Pero bromas a parte, la película plantea el asesinato y todo lo que eso conlleva, inmediatamente el asesino tiene que ser islamista, y cargan contra el primer "moro" que ven en las cintas de seguridad. La cinta es ficción, está claro, Bush sigue vivito y coleando, pero no deja de ser una propuesta interesante, saber qué pasaría si lo hubieran asesinado mientras aún era presidente de Estados Unidos.

Como he dicho, nadie tiene el derecho a matar a nadie, y de aquí saco la reflexión de la película de Campanella 'El secreto de sus ojos', donde la mejor condena para un asesino no es la pena de muerte sino la cadena perpetúa, la privación de libertad. Por mucho que el señor Bush no sea de mi agrado, no por eso le deseo la muerte, si tiene que ser juzgado por los crímenes ocasionados por generar la maldita Guerra de Irak, que sea para que sufra no para que se libre del castigo con la muerte. Por eso mismo tampoco me pareció justo que colgasen a Sadam Hussein; él debía pagar su culpa con su libertad, encerrado de por vida y no librándose con la muerte -que al fin y al cabo se convierte en una liberación- y no dejar cientos de juicios pendientes.

Por cierto, según la nueva peli que se estrena hoy '2012', el mundo se acabará el 21 de diciembre de ese año... no os molesteis en comprar Lotería de Navidad ese año porque no nos dará tiempo a conocer cuál es el Gordo de Navidad.

3 comentarios:

Laura dijo...

Pues va a ser que suscribo cada una de tus palabras pero, por otra parte ¿sabes? tiene su morbo hacer ficción de algo que no ha sucedido pero que no te importaría que ocurriese. Verás, te desahogas, te cargas en una novela al "tontolaba" de turno y te quedas la mar de agusto, a fin de cuentas, de lo único que te pudes manchar las manos es de tinta, si escribes a boli, si no, ni eso...

María José Romero dijo...

jaja, está claro! para eso está la ficción y la película está bien hecha, hace que incluso te lo creas! Yo también he sentido deseos de hacerle pupita a ese ser, pero me controlo como persona humana que soy! jajaa

Laura dijo...

Bueno, yo a ese en concreto no, me pilla muy lejos y me iba a salir bastante carillo el asesinato... además, con el miedo que me dan los aviones...a mi se me ha pasado por la cabeza alguien más cercano, en algún momento chungo de mi vida, pero claro,entonces no tenía humor ni para hacer ficción "desahogadora" jjajaj...

No al cierre de webs