jueves, 19 de noviembre de 2009

Una de vampiros, una haima y un encuentro deseado



Había pasado 25 horas en aquella ciudad y ahora volvía de nuevo a alejarse de ella. Atrás quedaban los recuerdos vividos en esas pocas pero intensas horas, y en su piel aún sentía el calor de un abrazo cariñoso síntoma del final de una entrañable velada; los gritos desmesurados de una sala llena de adolescentes y la música mora de una noche de tés y humos. Dejó que su mente vagara por los estantes que almacenaban los recuerdos como un bien preciado, mientras el mundo avanzaba con la rapidez de un tren de alta velocidad.

El día comenzó como uno de tantos, acudió a su trabajo como cada mañana pero con la salvedad de que al acabar la jornada cogería un tren con destino: El Paraíso. Había planeado esas 25 horas al milímetro, nada se le escaparía en un día tan especial, o eso pensaba ella, pues al final cuando regresaba de vuelta sólo una cosa se había resistido a funcionar. La parte académica de su excursión a su edén había fallado. Aún así se marchaba sabiendo que su viaje no había sido en balde. Y cumpliendo con la tradición establecida el año anterior, el crepúsculo dio paso por fin a la luna nueva, disfrutando de una noche iluminada por los flashes de una cámara que era más suya que de su propia dueña. Los gritos desenfrenados eran el preludio de las risas de las 4 jóvenes embriagadas por el ambiente y el amor destructivo de una pareja deseada por muchos.

La noche acabó alargándose más de la cuenta. Una luz roja ambientaba la improvisada haima que habría de acogerla hasta altas horas de la madrugada. La noche siguió entre tés y conversaciones de esas que duran hasta que el sueño vence, como antaño. Se acostó y soñó con el mañana, con la esperanza del triunfo y las ganas de seguir...

La vio sentada en las escaleras mientras cruzaba la calle en dirección a ella. Un par de sonrisas y un abrazo necesitado, dos amigas que se reencontraban tras varios meses de separación. Aunque el maldito tiempo lo intentase nada podía quebrar esa joven pero fortalecida amistad que nació con subtítulos en inglés. Se tenían para lo bueno pero también para lo malo, por eso la distancia no había podido separarlas. Ahora volvían a estar juntas y en su interior un sentimiento de alegría embargaba su alma. Volvían a estar juntas, como antes, charlando como si sólo esperasen el cambio de clase, como si el tiempo no hubiese pasado para ellas. Las risas, las bromas, las confidencias y las sorpresas agradables, regalos adelantados de un cumpleaños cercano, llenaron las escasas horas que pasaron juntas. Un confortable abrazo fue su despedida, una señal de que todo seguía igual que ayer.

Fuera se hacía de noche, el sol se ocultaba ya en el horizonte y marcaba el final de un viaje plagado de sopresas y de encuentros que de seguro no tardarían en repetirse.

1 comentario:

Laura dijo...

Guau... qué bonita entrada!!!!!

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