martes, 11 de agosto de 2009

Textos que nunca vieron la luz y debieron hacerlo (I)


22 de Abril de 2008
El mar danza en una noche inolvidable
Por Desirée Ramos y Mª José Romero
Aforo completo. El Teatro Lope de Vega de Sevilla, abre sus puertas a una nueva edición del Spoken World, el Festival Internacional de Palabra y Música, un evento atípico y arriesgado que pretende acercar espectáculos y artistas al público. Una nueva generación de músicos y escritores que mediante este certamen, intentan mostrar una nueva forma de entender el arte.
Las tribunas, ocupadas. Entre bambalinas se adivinan ya los primeros acordes de una música anhelada. Expectación máxima ante la larga espera de la subida del telón. Como una gran serpiente, éste se desliza suavemente con el sonido de una trompeta embaucadora e hipnótica, que marca el ritmo de los tímidos compases de un piano, el de Alejandro. Una melodía que nos remonta a otro tiempo; a otro lugar en el espacio; una música celestial que encauza el primer relato de Alessandro Baricco. Stop next Brooklyn da pie a un relato italiano con versos rotos de una vida apasionada; una historia de juegos; vivencias encontradas con un amigo; un puerto olvidado que le dibujaba sus sueños. Un pequeño pueblo llamado West Port.
A continuación, la lectura de una carta sencilla con una historia complicada. La música de Marlango consigue llenar el escenario aportándole la fragilidad que esta epístola necesita. Una carta llena de recuerdos, peticiones y anhelos; una lettera a un “Caro Homer”, un espíritu patriota en un cuerpo aún de niño. Deseos profundos de regresar a la esperada Ítaca, un mundo que queda muy lejos de esa primera línea de ataque en la que se encuentra, muy lejana de su amigo y hermano, Homer. El acento italiano y esa voz ronca de Baricco disfrazan sus versos con la melancolía de la historia, algo que contrasta con la sutil melodía del piano de Alejandro y el lamento de la trompeta de Óscar. Leonor se hace esperar.
Una voz rasgada forma parte por fin de la actuación. Con el canto en italiano de Leonor, la pequeña travesía narrada minutos antes por Alessandro a través del tza-tza-tza de Genova, es imaginada con los ojos del alma. El ambiente musical remonta al tango argentino y funde dos países al unísono con tan sólo un hilo de voz… Questa è la canzone di Genova.
El mar invencible está siendo derrotado ahora por la potencia de una voz: Anfítrite, esposa de Poseidón, personificada en ella, Leonor. Se apodera del escenario para recitar una oración del libro Océano mar, una obra en la que sólo hay un protagonista, “el refugio de todo destino y corazón que respira, inicio y fin, horizonte y fuente, amo de la nada, maestro del todo, Él, el mar”. En el recuerdo de los presentes tan sólo un débil tintineo con una voz lejana que repite una y otra vez “Amén, Amén, Amén, Amén, Amén, ¡¡Amén!! Lo primero… Amén.”
Ha pasado una hora desde aquel sollozo de trompeta hasta ese “La la la” que entona Leonor con voz desgarrada. El tiempo ha ido volando al igual que cada sílaba recitada por Baricco.
La corta noche termina con la lectura conjunta entre Alessandro y Leonor. "El penalti más largo del mundo" es el broche final a esta velada, acompañado por los sones de la electrizante "Dance! Dance! Dance!". Aquellos que gozan de esta mágica noche sólo pueden hacer eso: Bailar, Bailar, Bailar! y no olvidar ese efímero encuentro entre dos genios: las lecturas de Baricco y la música (y voz) de Marlango.
El espectáculo creado por Alessandro y Marlango se va desvaneciendo con el irrisorio monólogo anti – yankee de un americano insaciable, humor en clave de política, accesible y comprensible sólo para unos pocos. Atrás queda la misteriosa voz de Leonor; la simpatía de Baricco; el piano de Alejandro, y el quejido de la trompeta de Óscar.

2 comentarios:

Fernando Toribio Pérez dijo...

¡Vaya! ¡Me trae muy buenos recuerdos esta entrada tuya! Recuerdos de una tarde de abril en un aula de informática de la facultad. Jorge y yo compartiendo un ordenador, empezando a escribir la breve entradilla de la entrevista de Pequeñas letras, y Desi y tú en el de al lado, rematando esta preciosa crítica. Ya no la recordaba bien, y ahora, al volverla a leer, me he dado cuenta de nuevo de lo estupendamente bien que está escrita. Has hecho muy bien en publicarla en tu blog. Ya que la revista para la que iba destinada no cuajó, qué mejor sitio que este espacio para publicarla y que tus seguidores disfruten con ella. Como hicimos Jorge y yo cuando la escuchamos en voz alta aquella tarde, y os dimos nuestro veredicto, el que esperabais con ilusión. Fue muy favorable, por supuesto. No podía ser de otra manera. Son buenos recuerdos de un buen curso como fue cuarto de periodismo, al que ya hace más de un año que dijimos adiós.

María José Romero dijo...

La verdad es que fue una pena que no saliese con la de vueltas que le dimos Desi y yo a las notas que cogimos de esa noche, que por cierto está en mi memoria como una bonita e irrepetible noche!!!

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