viernes, 7 de agosto de 2009

Y al fin sucede...

Enciende cada tarde el televisor expectante por si reconoce su voz o su nombre aparece en pantalla. Pero eso nunca sucede. Apaga la televisión cabizbajo, hoy tampoco sale. Cree que es importante no perderse ese momento, es efímero, pasa y desaparece; si no está alerta nunca la escuchará.

Y cada día realiza esa misma operación. Se sienta frente al televisor y espera.

Pasan los días y parece que siempre seguirá esa rutina sin obtener resultado, pero hoy todo es distinto. Lo sabe, lo presiente. "Hoy es el día". Y enciende la televisión sonriendo. Espera. Ve pasar las imágenes y el tiempo se le hace eterno, pero al fin llega el momento. Escucha sus primeras palabras y se emociona. "Lo has conseguido", susurra feliz. Y cuando termina, una mezcla de sentimientos rebosa en su interior. Alegría, orgullo, satisfacción...

Son apenas tres minutos de video, pero durante ese tiempo la voz de su amiga ha inundado la televisión.

"¡Felicidades!, sabía que podías".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En esos tres minutillos se olvidan todos los momentos "cabizbajos"...basta tan poquito para ser feliz!!

María José Romero dijo...

La felicidad se cuenta por los momentos vividos, algunos tan efímeros que desaparecen antes de que te des cuenta, pero es así, esos después son los que más se recuerdan después. Y una simple pieza en el informativo o una crónica grabada en radio es todo un acontecimiento!

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