lunes, 21 de septiembre de 2009

Los Golden Boys dominan, también, Europa

Así, sí. Era lo que llevábamos esperando dos años. Esta imagen, la noche de ayer, quedará grabada en las pupilas de los que vivimos esa gran final y las 3 anteriores que esta generación de oro nos lleva regalando.

Estábamos mal acostumbrados, por eso esa desastrosa primera fase nos trajó los peores fantasmas de épocas pasadas, la final de 2007 frente a Rusia, la canasta maldita de Gasol que se salió cuando el balón ya rozaba las mallas. En esos momentos, muchos de los eufóricos, de los que gritábamos el "podemos" una y otra vez, sentimos nuestras primeras dudas. Y echamos sapos y culebras contra el entrenador, el presidente de la Federación y exclamábamos al cielo: "¡¿Cómo es posible, si tenemos un equipo que es la ÑBA?!". Sí, esos fantasmas nos atemorizaron durante las dos primeras fases. Nos caían sudores fríos viendo como España cedía ante Serbia y Turquía, como perdía rebotes, fallaba tiros libres, tiros de dos, de tres, nada nos entraba, y encima Gran Bretaña se creía con capacidad para echar a la campeona del mundo del Europeo de Polonia. ¡¡Quién se creen que son!!
Pero tras las críticas, la última fallida jugada de Sergio Llul -que trajo comentarios tanto dentro como fuera del vesturio-, y un partido casi peleado contra Lituania, nos pusimos las pilas, los aficionados y los jugadores. Ellos demostraron que su buen juego seguía ahí, que nunca se había evaporado y nosotros volvimos a creer en el "podemos". Polonía fue la primera víctima. Y a partir de ahí todo volvió a brillar, de color dorado, como nuestros chicos.

España se clasificaba para los cuartos de final contra Francia, el único equipo imbatido del torneo. Pero eran los gabachos los que temblaban al conocer a su rival. España volvía a ser la ÑBA, los Golden Boys, y ya nada les podría parar hacia su objetivo final: el Oro de Polonia.

Esta generación de oro, campeona del mundo, subcampeona europea y subcampeona olímipica volvió a recuperar su buen juego, ese que hizo vibrar a todo un país hace ya 3 años contra Grecia en Japón. Los griegos..., deben tenernos en su punto de mira: tres campeonatos, tres cruces en fases finales, tres victorias para España, con la del sábado, cuatro. Tras borrar del mapa al francés Tony Parker y vapulear a Francia en los cuartos por un escandaloso 66-86, los de Pau, Navarro, Rudy y compañía (obviemos a Scariolo) se pusieron las botas de nuevo contra los helenos: 82-64. Salvamos dos escollos hacia nuestro objetivo de una manera tan fácil que parecía broma. Pau Gasol volvió a ser el que era, el mismo que ganó el anillo 3 meses antes; Navarro recuperó sus bombas y afinó en los triples; y los bases españoles demostraron que están en forma: Cabezas, Ricky, Raúl y Llul guiaron al equipo a la victoria.

Ya sólo quedaba Serbia, la última piedra con la que volvíamos a tropezarnos en el campeonato, para poder saborear ese metal tan preciado. Se cerraba así un ciclo, con ellos empezamos y con ellos acabamos, en todos los sentidos. Final del Eurobasquet y machacón a los Serbios. Antes de empezar ese partido y justo después de acabar con Francia, ya sabíamos que el Oro era nuestro.

Y llegó el día esperado. Poco después de las nueve de la noche, el himno español sonaba en el pabellón, no sería la única vez. La generación de oro salió a por todas, anotando la primera canasta del partido a manos del gran Pau, y nos fuimos al descanso con un -está vez sí que sí- escandaloso 52-29. A partir de ahí España jugó casi todo el partido con su segundo equipo, no hacía falta más. Los números hablaban. Pau se fue al banquillo a descansar y disfrutar de la inminente victoria, y sólo volvió a salir al parqué para encestar a 3 minutos del final una genial canasta que el graderío celebró entonando lo evidente: ¡¡MVP!! ¡¡MVP!!

El final de esta historia que comenzó hace 13 días ya lo conocemos. España arrolló a Serbia por un 85-63 que pudo ser más si los nuestros no se hubieran relajado y celebrado el Oro a falta de 2 minutos para el final del encuentro.

Como si de una pesadilla que poco a poco se convertía en sueño se tratase, el equipo español de baloncesto conquistó Europa, el único metal que le quedaba por tocar con sus dedos después de 73 años y 6 finales jugadas. El broche final se puso con la inclusión de Pau Gasol y Rudy Fernández en el quinteto ideal, y el ya bien sabido y merecido desde hacía varios partidos MVP para Pau Gasol. El ausente Carlos Jiménez (esta afición siempre te recordará, junto a Calderón y Berni) le pasó el testigo de capitán a Juan Carlos Navarro, que levantó orgulloso el trofeo de Campeón de Europa.

El Oro de Polonia, de Europa ya tiene nuevo dueño, y juega en español.


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